miércoles, 20 de noviembre de 2013

etapas

Los niños pasan por etapas.
Pregunten si no a cualquier mamá que tengan a mano.
Está la etapa de los cólicos y de las tomas nocturnas. Para mi, de las peores. Eso del no dormir lo he llevado, llevo y llevaré siempre muy mal. 

Luego viene la etapa de cubrir todos los enchufes para que no se electrocuten. Y de las puertas de seguridad en las escaleras. 

Está la etapa desenrolladora de rollos. Cualquier rollo de papel higiénico que caiga en sus manos será completamente desenrollado. Con suerte. Los hay que después de desenrollarlo, lo destruyen convirtiendo tu cuarto de baño en algo comparable a un paisaje nevado. 

Tambien recuerdo la etapa vaciadora de muebles de tupper. Toooodos los tupper fuera del mueble. Las primeras veces vuelves a colocar todos los tupper ordenaditos de nuevo en el mueble. Luego ya no. 

Pues mi benjamina ha pasado ya por todas estas etapas, y por algunas más. Y ahora está en la etapa de lavarse los dientes. Creo que se está convirtiendo en una obsesión. Entra al cuarto de baño, y tiene que lavarse los dientes. Con jamón, dice. Por el momento diferencia el "jamón" de lavarse los dientes y el de lavarse las manos. Por esa parte estoy tranquila.

El problema es que, aunque ella sabe que su cepillo es el de Dora, coge cualquier cepillo que tenga a mano. Y hoy mismo me ha babeado el mío. Sin jamón ni na.

En otra línea de sucesos, la mayor, en un arrebato (supongo) mientras se lavaba las manos, me anegó el baño. Con su toalla, su rollo de papel y su escobilla. 

Pa que luego me cuenten que ser madre es aburrido.


martes, 29 de octubre de 2013

Un poquito criticona

Ya he comentado en alguna ocasión que ser madre no es tarea fácil. Pero antes de convertirme en una de ellas, yo las criticaba mucho. 

Que Dios me ha puesto en este mundo para entender a la gente, es algo que a base de experiencias voy asumiendo.

Antes de tener a mis niñas no entendía (por ejemplo) porqué una de mis amigas (que fue madre antes que yo) no podía despertar a su bebe de la siesta para tomar café a la hora del café. En vez de eso, su hora (nuestra hora) del café dependía del ciclo sueño/vigilia de su hijo. Es una de las primeras cosas que comprendí cuando nació mi primogénita. A los bebés no se les despierta. Es más, si puedes, duermes con él.

Otra cosa que me pareció horrible unos años antes de parir, fue cuando ví a un niño que rondaría los tres años, con chupete. Pero qué cosa tan fea, un niño tan mayor con ese chupete en la boca, fue lo que pensé al verlo. Y no se me olvidará nunca aquella impresión por dos cosas: una, porque mi cerebro viene con memoria selectiva de serie y suele acordarse de lo que le da la gana, y parece que aquella imagen le mola. Dos, porque a este paso creo que mi hija mayor soltará el chupete para darse el primer morreo con su novio. Camino de los cinco años que va, y cuando me suelta un mami, tengo ganas de chupar el popo (popo=chupete) soy incapaz de decirle que no.

Tambien he criticado a las que les daban un paquete de gusanitos al crio en el carrito para que estuviese calladito, y tambien yo he terminado haciéndolo.

He criticado a alguna que otra madre soltera por no poner límites a su criatura y dejar que la familia se metiese en su educación, y este verano se me han ido las dos un poco de las manos durante las tres semanas que estuvimos sin el padre de familia. Y llegó un momento en el que hice lo que los abuelos de las niñas querían con tal de no escucharlos, aun sabiendo que podría haberlo hecho mejor. Ahí me di cuenta de la importancia del papel del padre en la educación de los niños. O al menos, en la educación de las mías. Madres solteras del mundo!!! Tenéis mi más profunda admiración!!!

Así que aquí ando, entendiendo a todo el mundo y procurando no escupir pa'rriba, que luego me cae encima... 

Porque a que no sabéis qué era lo que yo juraba y perjuraba que jamás sería?? Nunca jamás! (Me atrevía a decir). ANTES MUERTA QUE AMA DE CASA!!! 

Y lo peor de todo es que hasta le estoy cogiendo gustillo!!

Y es que como diría una amiga..., ay omaaaaa!!!


viernes, 20 de septiembre de 2013

Mea culpa

Ser madre es el trabajo más duro que he tenido nunca. Por supuesto que tambien el más recompensado, pero duro de cojones. 

Madre al 100% me siento desde que nació Carlota, la pequeña. Cuando tuve a Claudia todavía trabajaba y pienso que el habernos separado tan pronto al reincorporarme tras la baja maternal, hizo que se rompiera gran parte del apego que debe sentir una madre por su bebé. Y de esto me he dado cuenta conforme mi chiquitita ha ido creciendo, y a la vez nuestro apego.
Por supuesto, quiero a mis dos hijas por igual. Pero la relación que tengo con la pequeña, no la tenía con la mayor cuando era como su hermana. De hecho era imposible que la tuviésemos, porque la veía unas tres horas al día y así no hay forma de que se cree una relación basada en el apego. Porque el apego necesita tiempo y dedicación. Además de cariño, claro.

Pero ya no puedo dar marcha atrás en el tiempo, y eso hace que me sienta mal. Siento que le debo algo a mi hija y que no se lo voy a poder devolver nunca.
Y ese sentimiento de culpa se expande de manera incontrolable. Me siento mal si le riño por algo que ha hecho mal, pero si no le riño también me persigue ese sentimiento porque no quiero malcriarla. Y cuando pierdo los nervios, que soy humana y me pasa..., pero ella no tiene la culpa... 
Y se me está yendo de las manos, porque hasta decidir si la llevo al parque o a la playa se convierte en una odisea. Empiezo a sopesar los pros y los contras y siempre termino pensando que la opción que no elegí era la mejor para ella.

Quiero hacerlo lo mejor posible, pero creo que ni leyéndome todos los manuales del mundo lo voy a conseguir. Y cuando sea mayor, tendrá mil cosas que reprocharme, y yo mil más por las que pedirle perdón. Porque al fin y al cabo ella no pidió nacer. Fue un capricho hormonal mío, fruto de mi instinto maternal que yo pensaba que no tenía y resulta que sólo estaba hibernando. Hay quien piensa que el instinto maternal es un invento de las mujeres, pero juro que cuando el mío se despertó aprovechaba cuando yo dormía para hacerme soñar que estaba pariendo. Y sentí la necesidad de parir. Y de ahí vino Claudia. 

Con ningún empleo me he exigido tanto a mi misma, ni me he cuestionado tantas veces si lo estaba haciendo bien o mal, y cada fallo que cometo se me queda grabado a fuego.

Así que aquí estoy, jodida de por vida. Con ese miedo irracional a que les pase algo y sabiendo que nada en la vida podrá darme más alegrías ni más penas que ellas dos.

Fin.







jueves, 22 de agosto de 2013

GÜENA GENTE

Unos días antes de irnos a pasar dos semanas con mi cuñada y sus niños a un pueblo donde el supermercado más cercano estaba a cinco kilómetros de distancia (y no había wifi), y ante los 35 graditos a la sombra que estaban cayendo, llevé a las niñas a un parque acuático que hay por aquí cerca. En coche.

Pues pasaron ellas allí tres estupendas horas tirándose por el tobogán y cambiando de piscina cada dos por tres mientras yo, como en tantas ocasiones, imaginaba que la clonación era posible y me multiplicaba. Que la chica quiera estar en la piscina de bebés y la mayor en la de olas no es tarea fácil cuando eres sólo una. 

De las casi tres horas que estuvimos dentro, estimo que al menos treinta minutos los pasamos yendo y viniendo al cuarto de baño. Tres féminas dan para mucho, y mi pequeña flor sigue empeñada en hacer su popó en los lugares menos apropiados.

Pues siendo ya hora de irnos y tras darnos una ducha, fuimos a secarnos el pelo. Y secándonoslo estábamos cuando entró una alemana muy alterada hablando muy rápido algo de un coche que estaba fuera. "Igual ha salido algún coche ardiendo", pensé por lo nerviosa que estaba la mujer, mientras seguía yo secándome la cabellera. Pero de pronto escuché las tres últimas letras de mi matrícula.  Ay omá que es el mío!!

Salí corriendo pensando que mi coche ardía y me lo encontré allí donde lo había dejado, enterito y sin arañazo alguno. Se me ocurrió que la mujer había visto la matrícula española y quería gastarme una broma, aunque la idea no terminaba de cuadrarme porque aquí el sentido del humor escasea... Pero lo entendí todo cuando al darle una vuelta al auto para comprobar que no le había pasado nada, vi la puerta abierta. De par en par. Habíamos pasado tres horas allí dentro..., y mi coche tres horas con la puerta abierta.

La buena mujer me insistía en que mirase por si me faltaba algo dentro, pero yo pensé que si no se habían llevado el coche, poco más podía pedir. 

Y de aquí deduzco que los alemanes, aunque son un poco secos, son MU BUENA GENTE. Así, en mayúsculas.

... y que Alemania va bien. 


jueves, 1 de agosto de 2013

Deutschland cierra a las seis de la tarde.

Hoy he podido comprobarlo por mi misma. Da igual que el sol esté justo encima de nuestras coronillas y que el termómetro sobrepase los treinta grados. 

Cierto es que el horario alemán lo llevo regular. Y eso que en casa llevamos horario mestizo, que no llega a ser ni el uno ni el otro. Pero al alemán puro no termino de hacerme el cuerpo. 

El problema viene siendo que se me junta todo. Desayunamos a las nueve, almorzamos a las doce y media (y creo que me están haciendo un favor, porque hoy me han contado que la vecina almuerza una hora antes), merendamos a las tres y cenamos a las ocho (lo normal es a las siete pero yo suelo llegar siempre tarde). No me digais que no es estresante...

Pues después del almuerzo mi chiquitina duerme su siesta, que puede alargarse hasta las cuatro de la tarde. Y mientras se levanta, meriendan las dos y tal..., pues me dan fácil las cinco de la tarde. 
Y a esa hora se nos ocurrió hoy irnos al zoo. Así que entre que nos preparamos y llegamos..., las cinco y media. Buena hora, no? A la semifresquita, que vaya calor está haciendo. Ahí íbamos las tres a saludar a los monos y echarle de comer a las cabras cuando al llegar nos encontramos con la puerta cerrada. Geschlossen, ponía en el cartelito. Como aquí son muy precavidos, cierran media horita antes y así a la hora justa están todos fuera.

Pues eso, que a las cinco y media de la tarde y nuestro plan zoo jodido. 
Menos mal que Dios aprieta pero no ahoga, porque justo al lado había un laguito con patos que nos sirvió como plan alternativo. Un lago encantador, rodeado de césped cuidadosamente cortado, frondosos árboles y..., vacío. Excepto los patos y nosotras, allí no había un alma. ¡Miento! Pasaron tres niños que salían del zoo con sus padres pisándoles los talones diciéndoles que se dieran prisa porque tenían que cenar.

Al llegar a casa y contar la anécdota a mi familia política, me aclaró mi suegro muy amablemente que esto no es España.

Así que a ver cómo lo hago para integrarme en el mundo teutón, pero tiene toda la pinta de que la chica va a quedarse sin siesta más de un día

domingo, 21 de julio de 2013

Deutschland, liebe Deutschland!

Ya estamos aquiiii!!!

Nos ha costado algo mas de 3.300 km y tres dias, pero hemos llegado.
Lo de los 3.300 km lo digo redondeando, porque fueron algunos mas. Pero lo de los tres dias no. Quiero decir que fueron tres dias. Justos. Que salimos a las ocho menos veinte de la tarde del sabado y llegamos a las ocho menos veinte de la tarde del martes. Si esto no es puntualidad alemana, ya me diran ustedes...


Pues a la manana siguiente, cuando termine mi ducha matutina y fui a coger mi toalla, la misma que habia utilizado la noche anterior,  me asalto la duda: y ahora cual es la mia?? Claro, la noche anterior estaba cansada y ni me fije en el color. Y alli estaban las toallas de mis suegros, y la de mis sobrinos politicos que tambien pasaban unos dias aqui... Todas colgaditas y alineadas. Cada una de un color, y entre ellas la mia. Pero, cual es la mia?? La rosa? O era la azul?
Tras un poco de observacion pude solucionarlo: todas estaban perfectamente colgadas por la etiqueta, menos una. La toalla de la espanola. He seguido colgandola asi, malcolgandola se puede decir. Porque yo soy muy despistada y se que luego del color no me voy a acordar. 

Estamos pasando unos dias bastante calurosos, rondando los treinta grados. Asi que una tarde despues de comer nos fuimos a darnos un remojon a un lago cercano. Y a que no adivinan que hizo mi estreñida hija cuando libere su culito del pañal? 
Pero es que no ha sido la unica vez. Porque aprovechando el calor, tambien hemos ido a una playa alemana, y en el agua estabamos cuando de pronto aparecieron flotando un par de salchichas. Salchichones, mas bien. Concluyo esto comunicando que la barriguita de mi chiquitina funciona correctamente. En los momentos menos oportunos, pero correctamente. 

Por lo demas la visita evoluciona favorablemente. 

Solo me queda organizarme con la madre de mi churri para el tema de las comidas, porque como sigamos asi vamos a volver con el colesterol por las nubes y redonditos como bolas. Y es que esta mujer le pone mantequilla, nata y creme fraiche hasta a las lentejas. 

 

 

jueves, 11 de julio de 2013

Sin generalizar, por favor...

Ayer tocaba visita de la remayor, así que aprovechando lo de que vivimos en un pequeño pueblecito de costa y que el viento de levante nos ha dado unos días de tregua después de casi tres semanas soplando huracanado sin consideración ninguna, les puse sus culetines y me las llevé a la playa.

Ya que llevaba a las tres juntas, las vestí a conjunto con unos biquinis iguales monísimos divinos de la muerte que les había regalado mi prima.

Pues con nuestros biquinis y encremadas llegamos a la playa. Una vez soltados los bártulos y puesta la sombrilla mientras me imaginaba lo que debería facilitarme la vida tener un tercer ojo en momentos como esos, me puse a quitarle el pañal a la chica para dejarle solo el culetín. 

La chica es muy estreñida, tanto que cuando hace caca le aplaudo para motivarla, así que suelo dejarla sin pañal con mucha tranquilidad. Pues justo cuando le bajaba la braguita..., PLOF!! Y cayó en la arena. Había rozado un poco el bañador, pero con una toallita salió. Pensaba yo que había tenido suerte y que iban a poder seguir las tres tan divinas además de facilitarme a mi la vigilancia al ir vestidas iguales, cuando le veo la cara de descomposición.
Y ese ya no lo pude esquivar. Está claro que el estreñimiento se le había pasado, porque aquello hasta se podía untar. 

Al llegar a casa y contarle lo sucedido a mi churri, se solidarizó conmigo y se hizo cargo de la limpieza y desinfección de "aquello". Aunque creo que voy a tener que darle otro lavadito, porque una vez seco todavía olía a cloaca.

Así que no pongamos etiquetas, que las cosas no son blancas o negras.

Estreñida...


martes, 2 de julio de 2013

Fresa y chocolate

A veces te encuentras con familias con varios hijos y siendo todos del mismo padre y la misma madre, uno puede salir un estudiante de primera y el otro no dar un palo al agua. O uno un deportista nato y el otro un vago de cuidado. 

Y hay quien se pregunta que cómo puede ser eso, siendo ellos hermanos y habiéndose criado todos igual.
Pues eso es porque todos los niños, aunque sean de la misma madre y del mismo padre, vivan en la misma casa y coman en la misma mesa, no se crían igual. 

Yo lo he intentado. Por aquello de que luego no me vayan a echar en cara que con una lo hice así y con la otra asá. Lo he intentado. Y es imposible.

El hecho de que una haya nacido primero y la otra después, ya es un hándicap.
Una se ha criado como casi-hija-única durante los dos primeros años de su vida, y la otra ha tenido que compartir juguetes y padres desde el día en que nació. 
Con la primera me encargué desde el primer día que no hubiera gérmenes a un kilómetro a la redonda de donde ella estuviese, esterilizando cualquier cosa susceptible de llevarse a la boca. La máquina esterilizadora estaba encendida día y noche. 
Con la segunda, el día que me dieron el alta al salir del hospital se me cayó su chupete al suelo y al no tener ningún otro a mano (ni esterilizador cerca) lo cogí, lo esterilicé de un chupetazo (en mi boca) y se lo dí. Se lo dí no tan tranquila, pero sorprendentemente sobrevivió al suceso. Así que el esterilizador dejó de funcionar tan asiduamente.

Y como estos ejemplos, una vida. Las dos disfrutan sus ventajas y sufren sus inconvenientes, porque no puedo criarlas de la misma forma al 100%. 

Y ese pienso que es el motivo de que la mayor sea más de chocolate y la chica prefiera la fresa.




jueves, 27 de junio de 2013

La antimadre

Si os preguntáis a quién me refiero con el título de esta entrada, es a mi misma. 

Sí señores. Yo, que voy de supermadre por la vida, soy la antimadre. Y no tengo excusas, porque es mi dedicación al 100%. Que ya podría especializarme y sacarme un máster. 

Todo empezó con el babi de la mayor. Lo ha traido en la mochila religiosamente cada viernes durante todo el curso escolar, y puedo contar con los dedos de una mano las veces que lo he lavado. ¿Es eso digno de una supermadre? No. 
Llegaba el viernes y la mochila iba al rincón. Y el lunes cuando la abría para meterle el desayuno..., ¡¡tachán!! Allí estaba el babi. Sucio, claro. Yo intentaba solucionarlo lavando las manchas más gordas en el lavabo y secándolo con el secador. Pero ya por último la seño de mi niña no tuvo más remedio que devolvérmelo. Y créanme que cuando ese martes por la mañana al abrir la mochila me encontré con el babi y le pregunté a la niña que porqué estaba ahí y ella me respondió que se lo había metido la seño para lavarlo porque estaba sucio, me dolió en lo más profundo de mi corazón. Porque supe que aquello podía ser el comienzo de un terrible final.

Y ha llegado. Justamente hoy. Diez y media de la mañana y suena el móvil. Las niñas recién levantadas y yo me dispongo a preparar unas lentejitas ricas ricas con mucho hierro para que mis retoñas crezcan fuertes. 
Para mi, un jueves más. 
Para el resto de las madres de los compis de mi primogénita, un jueves especial. Descuelgo el móvil. Es una madre del cole. Sí, amigos. DÍA DE RECOGIDA DE NOTAS. Día de recogida de notas y yo tan pancha preparando unas lentejas. Y no unas notas cualquiera, no. Son las notas de fin de curso. Las primeras notas de fin de curso de mi hija. A las diez de la mañana y eran las diez y media.

Entre todas las madres le habíamos comprado un detallito a la seño por su buen hacer. Y ¿quién era la encargada de llevar el regalito el día de las notas...? Pues la que preparaba las lentejas. 

Por suerte el resto de las madres, que dejaron la preparación del almuerzo para otro momento y fueron a recoger las notas de sus niños como tiene que ser, estuvieron entreteniendo a la profe mientras yo vestía a las niñas a la velocidad de la luz y salía pitando para el colegio. 

Todo terminó como una anecdota, la profe tuvo su regalito y mi niña sus notas. Pero yo no paro de darle vueltas a mi cabeza (que parece que no funciona muy bien).



 Supermamá..., ¡já!
 

lunes, 17 de junio de 2013

Erasmus familiar

Esta mañana mirando el mapa (mundi) me he llevado un susto de muerte. Y todavía no tengo claro si es acongoje o acojone el estado de ánimo en el que me encuentro.

Reconozco no ser una sibarita en lo que a geografía (e historia) se refiere. Más pegada que un sello estoy en el tema, para qué nos vamos a andar con tonterías a estas alturas de la vida. Yo pienso que la culpa la tienen los profesores que me impartieron la materia, que no supieron motivarme. Eso sí, el Padre Nuestro y el Ave María me los se a pies juntillas. Ventajas e inconvenientes de haber estudiado en un colegio de monjas... 

Ahondando en el tema, pienso que incluso ese puede ser el problema base de mi falta de orientación, así como de la (mala) forma en que percibo el espacio y el tiempo. Sin embargo, nunca he tenido problemas con la derecha y la izquierda, que siempre las he diferenciado bastante bien. Pero si yo conduzco, llegaremos donde sea por el camino más largo y difícil y dando muchas vueltas. Aunque lleve GPS.

Mi familia y yo vivimos en un precioso pueblecito de costa que en verano triplica su población. O quintuplica. O decuplica. En agosto, esto es una locura: colas para todo, atascos... 
Así que el año pasado por esas fechas veraniegas, volvía yo con un cabreo de cojones del supermercado sin haber llegado a comprar por las colas kilométricas que había para pagar, y le dije a mi churri: el año que viene me voy a pasar agosto con tus padres.

Mi churri, que se desvive por darme un gusto (y por tres semanitas de "vacaciones" solo en casa creo que tambien) llamó ipso facto a sus progenitores para que dieran el visto bueno. Imaginaos la alegría de los abuelos de mis niñas, que las ven dos veces al año, cuando se enteraron de que iban a poder disfrutar de ellas un mes completo, con todos sus días, y sus horas, y sus minutos. Pues en serio que se alegraron y dieron su visto..., bueno.

Y una vez dado el visto bueno de los dueños de la que será nuestra casa durante todo un mes, pensó mi churri que un mes es mucho tiempo. Y que claro, necesitamos las sillas de las niñas para el coche, ropa variada (que allí un día te asas de calor y al otro vas con gorro de lana), y muchas cosas: que un mes es mucho tiempo. Y necesitaremos alquilar un coche, con lo que cuesta alquilar un coche tanto tiempo. 
¿Y porqué no nos vamos en el nuestro? Me preguntó el hombre de mi vida. Y yo, que ya os he dicho que de geografía ando muy mal y que la percepción espacio/tiempo tampoco me funciona demasiado bien, le respondí que claro. Que porqué no. Total, montamos a las niñas en el coche y vámonos pa Alemania, Pepe. 

Pues un año llevamos comentando el gran viaje. Yo hasta ahora sólo le veía ventajas: que si verás las niñas cómo se van a soltar con el alemán, que si a mi me va a venir tambien genial, que si esto va a ser como la Erasmus que nunca tuve en versión familiar... 

Y todo así de positivo y optimista, hasta que esta mañana me dio por mirar un mapa mundi. Sí, uno de esos en los que vienen todos los paises. Y se me cayó el alma a los pies. 
Tres mil kilómetros, Virgencita. Con dos niñas sentadas en los asientos traseros. Dos niñas en edad preescolar. Seguí con el dedo la ruta que mi querido esposo me ha contado que vamos a tomar, y a ver cómo sale esto. Porque es que luego hay que volver... 

El plan es el siguiente: nos vamos todos en coche y pasamos allí unos días juntos. El padre de las criaturas se viene en avión para cumplir con sus compromisos laborales, y estará en casa algo más de tres semanas. Solo. Sin muñecos tirados en mitad del salón, ni el sofá lleno de manchas de averiguatuqué, ni siniestros "mamaaaaa" en mitad de la silenciosa noche. Solo, muy solo. 
Y yo allí. Con la mayor, la chica, el abuelo y la abuela. Acompañada. Muy acompañada. Disfrutando de mi Erasmus familiar mientras él está aquí, solo. 

Igual si para el camino me llevo unas películas y suficiente munición de gusanitos, se sobrelleva... ¿No?

Tres semanas. Solo. Joder...





domingo, 16 de junio de 2013

Las niñas son de los padres

 
La historia que hoy os vengo a contar sucedió hace un par de días, camino del colegio.

Mi pequeña benjamina tiene mamitis aguda. No puede vivir sin mi. Si está jugando, tengo que estar rondándole alrededor para que esté tranquila. 

Para nuestros retoños, las mamás pasamos de ser las más guapas, listas y buenas a no serlo tanto a partir de los tres/cuatro años de experiencia maternal (cuando ellos empiezan a pedir y nosotras a negar). Pero mi pequeñita todavia me mira con esa cara de admiración con la que sólo un bebé es capaz de mirar a su madre. Y yo lo disfruto.

La mayor no. No es que no me quiera, que sí que lo hace. Y mucho, además. Pero ella ya ha pasado la frontera de los tres años y va al cole. Además, a la que tiene todo el día detrás diciéndole lo que tiene que hacer y lo que no es a mi. Y es una niña, así que ella es de su padre. Admira a su padre. Le tiene pasión.

Pues como les iba contando, íbamos camino del cole cuando me pregunta la mayor (y repite su hermana, que ahora está en fase lorito) que dónde está su padre. Es una pregunta que preguntan mucho. A veces creo que lo hacen por tocar un poco los cojones, porque su padre, como siempre, está trabajando. Y como siempre, eso es lo que les contesto. 

Pues parece que la mayor no ve justo eso de que el que tenga que salir a ganar el sustento todos los días sea su papi querido del alma, porque sin pensárselo dos veces, me soltó un y porqué no te vas tú a trabajar y papá me lleva al cole? que me ha dejao sin aliento.

Y por un momento me he imaginado en una oficina con mi ordenador, una radio de fondo quizás... Pausa para el café... Ooooommmmm... Contrato de 40 horas remuneradas. Ooommm. Ah no, que estamos en crisis...

Y vosotros os podeis imaginar la cara de orgullo de su padre cuando se lo he contado. 

Pero creo que por el momento vamos a seguir él en la oficina y yo en casita. 

Al fin y al cabo, si no tuviera el contrato que tengo, ¿qué iba a escribir en el blog?

La duda que todavía me ronda la cabeza es..., ¿será verdad entonces eso de que los niños son de las madres?

jueves, 6 de junio de 2013

A Dios rezando pero con el mazo dando

Ahora que parece que la peque de la familia está asumiendo más o menos de buena gana que tiene que dormir sola, la mayor lo desasume.

La mayor duerme (dormía) sola desde los seis meses, mes arriba mes abajo. Cuando cumplió el año la pasamos a su habitación. Y salvo algunas noches que se ha levantado mil una veces a pedir pipi y agua, lo normal era que llegada la hora, acostarse y dormir fueran a la par.

Y yo pensaba que cuando convenciera a la chica de que una vez en su cuna tiene que dormirse sola, iba a poder disfrutar de románticas veladas con mi churri, un par de copas de vino viendo algún buen programa en la tele o manteniendo una interesante conversación. 
Pero parece que es verdad eso de que los niños ni son robots, ni vienen con manual de instrucciones ni con el codiciado botón on/off. Así que ahora acuesto a la chica (que se duerme sola y sin rechistar) y tengo que dormir a la grande (acostándome con ella)

Y se me ocurrió la idea de que ya que nos acostábamos juntas, podría enseñarle algunas oraciones. Empezamos con el "Jesusito de mi vida" y el "Angel de la guarda", que ya se las sabía del cole. Luego agregamos el "Padre nuestro". Y así seguimos hasta que ahora, además de las mencionadas rezamos el "Ave María" y el "Gloria". Estas dos últimas además tengo que cantarlas.

El otro día quise que rezara sola para escuchar si se las sabe bien o no. Y las iba rezando, y yo mientras pensaba en lo orgullosas que estarían las monjas de mi colegio si la vieran. La hija de su alumna, con cuatro años y rezando ya cuatro oraciones de carrerilla. 
Llena de orgullo estaba cuando, terminando la niña el "Ave María" la escucho:
...Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pescadores, y líbranos del mar. Amén.
Tampoco vamos a pedirle peras al olmo... Y me parece tan gracioso que ni la he corregido.

Después de las oraciones le explico que vamos a dar las gracias al Señor por todo lo que tenemos. Y empiezo con la retahíla de gracias: porque tenemos ojos para ver, piernas para andar, comida para comer, juguetes para jugar...Y a esto último me responde: mamá, eso mejor darle las gracias a Papá Noel, no? 

Y ya no estoy tan segura de lo que pensarían las monjas de mi colegio si vieran rezar a mi hija...

viernes, 31 de mayo de 2013

Ensayo y error



El día que con el formulario para la preinscripción a la Universidad por delante me dijo mi padre: niña, estudia Empresariales y te metes a trabajar en un banco (y yo le hice caso), fue el principio de mi historia de amor.

Algunos pensarán que soy una romántica empedernida, y en parte es así. 

Empresariales es la carrera que menos me pega, pero la terminé. Me costó sudores, pero la terminé. Fué un martirio, pero la terminé. 

Hasta hace unos años, pensaba que haber estudiado esa carrera había sido el gran error de mi vida. Y es que aquello fue como poner a un médico vocacional a estudiar Derecho.

El que tenía como segundo gran error de mi vida, fue irme de la empresa que me ofreció mi primer contrato. Esta vez mi padre me recomendaba que no lo hiciera, pero papi, después de la gracia de la carrera, entiendelo...

Además precisamente me iba a trabajar a un banco. Debería estar contento, no? Bueno, es que en realidad me iba de becaria a un banco. 

En el banco en cuestión yo no era feliz. No era lo mío. Yo iba para veterinaria. Ademas es bastante frustrante verte rodeada de tanto dinero... que no es tuyo. Jeje ¡esto último es broma! Vale, no lo es.

Total, que feliz no era pero tampoco me iba mal. Pasé de ser becaria a estar contratada y ahí seguí hasta que llegó la crisis y me quedé embarazada. O hasta que me quedé embarazada y llegó la crisis. O fueron las dos cosas a la vez, ya no me acuerdo. Tú sabes, algo así como me encanta ser mujer pero mi jefe es un machista.

La cosa es que en el banco conocí al que hoy es mi churri, y con el que he creado esta maravillosa familia, y gracias al cual puedo ser una supermamá 7x24.

Así que ¡¡¡ERRANTES DEL MUNDO!!! No desistáis, porque en el error puede estar el acierto.

¡Y adiós que me voy de feria!

miércoles, 29 de mayo de 2013

La suerte de la fea la bonita la desea

Cuando tienes niños, puedes llegar a vivir situaciones insospechadas. 

A mi por ejemplo me dan mucho asco los mocos. Y las cacas. Pero asco de ganas de vomitar. Y aquí estoy, limpiando culos y hurgando en las narices de mis princesas para que puedan respirar bien y que duerman. Y dejen dormir. Y no os imagináis cuan largo puede llegar a ser un moco...¡ Y qué iba yo a sospechar que algún día iba a sacar ese tipo de mocos de narices que no son mías!

La cosa es que hoy quedé para tomar un helado con mi amiga, y monté en el coche a la prole al completo: regrande, grande y benjamina. Y así llegamos a la heladería, y cada una eligió su helado. Las niñas se lo tomaron de chicle. Un helado de chicle color rosa chicle.
Igual están pensando que qué importará el sabor del helado mis niñas. Pues sí que importa. Sobre todo, a la hora de quitar las manchas...

El helado por cierto estaba riquísimo porque es de una heladería artesanal italiana, y se lo curran mucho con los sabores. 

Después del helado y para que quemaran energías, fuimos a dar un paseo. Pero el viento era desagradable y volvimos a sentarnos para tomarnos un café. Tarde completita, ¿verdad?

Para delicia de los guiris que había por allí, la grande iba con sus zapatos de hebilla no a juego con los calcetines rosa. Y una diadema en el pelo con una florecita y una minipeineta. Lástima que no le hice foto. De dulce la niña. De verdad que le insistí para que se cambiara. Pero cuando empezaron a asomarle las lágrimas, pensé que tampoco era para tanto. Pero sí que lo era. 

Pues a pesar de ir ella con esas pintas, ya cuando nos íbamos del bar la escucho decirle a la remayor: mira qué perro tan grande. Se ve que la remayor no veía al perro grande, porque la de la minipeineta insistía: sí sí, allí, allí al lado de esa muchacha tan fea.

Yo la miré con los ojos muy abiertos y la cabeza un poco torcida. Ese gesto solemos hacerlo mucho las madres cuando queremos decir algo sin abrir la boca, no se si sabeis a qué gesto me refiero. 
Y es que la muchacha estaba a dos mesas de la nuestra, y el torrente de voz de mi hija no es lo que se dice discreto.

La remayor, que ya va rozando los seis y tiene un poco más de cordura le responde que ella no ve ninguna muchacha fea. Pero la otra se la señala, para que no quede duda.
Y así se llevaron el rato que tardó mi amiga en pagar, discutiendo si la muchacha era fea o no.

Yo no se si la muchacha en cuestión no se dio cuenta o si prefirió no darse por aludida. Yo por la parte que me toca, no sabía donde meterme.

Y es que ya lo dice el refrán, que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.









lunes, 27 de mayo de 2013

Genes guiris

La mitad de la sangre que corre por las venas de mis hijas, es guiri. Yo incluso me atrevería a decir que más del 50%. Y eso que se están criando en el país de los toros y la farándula y que su padre, a pesar de ser guiri de nacimiento, está bastante españolizado. Muy españolizado. 

El gen guiri está especialmente presente, por ahora, en la mayor. Supongo que por eso de la edad. Pero la pequeña también apunta maneras.

Resulta que ahora que ha llegado el buen tiempo, solemos salir después de la siesta para dar un paseito. Y presumida como es, no puede ir con la indumentaria colegial. Ella se cambia de ropa. Ella sola. Quiero decir, que ella sola va a su cuarto, elige lo que quiere ponerse, y se lo pone. Se pone una camiseta rosa, con una falda de cuadros grises y unos leotardos azul pitufo de canalé, por ejemplo. 
O le da por ir vestida de princesa durante un mes completo, sin días alternos ni nada. 
O de flamenca, con sus tacones, su camiseta de manga larga y sus leggins (todo junto). 
O va con sus pantalones cortos y los zapatos de flamenca. 

A ver, que de todos es sabido que los guiris tienen un gusto un tanto extraño a la hora de combinar colores y texturas en su atuendo. 

Pero donde el gen guiri sale a relucir en mi hija con toda su gracia, su arte y su poderío, es aquí:



Y os vayáis a pensar que ha cogido cualquier sandalia y cualquier calcetín. No no no. La combinación está cuidadosamente estudiada. Sandalias de mariposas con calcetines de lacito. En español: las sandalias de ir a la playa con los calcetines de vestir. 

Os juro y perjuro que de su padre no lo ha copiado. Jamás!! Mi churri jamás haría eso!! Ya os he dicho que está muy españolizado. A él, como a cualquier buen español, le gusta el jamón serrano, el chorizo de cantimpalo, los buenos potajes..., y hasta los caracoles! ¿A qué guiri conocen ustedes al que le gusten los caracoles? Lo que yo os diga, españolizado hasta la médula.

¿Y entónces a quién ha salido la niña?

Aquí les dejo una foto de la última visita de su abuelo (paterno). 



Y es que el gen, es el gen.

domingo, 26 de mayo de 2013

Cuestión de tiempo

Hay quien me pregunta que cómo lo hago. Para estar igual que siempre, dicen. Se refieren a gual que antes de haber parido a mis dos churumbelas.

A ver, que yo se que igual igual, no estoy. La Pre-yo (yo antes de-ser mamá) no hubiera sido capaz de salir de casa sin lentillas ni haberse pasado un peine por la cabeza. Sin su rabillo del ojo. Sin su poquito de colorete. Ahora soy capaz de eso y mucho más. Eso sí, mis niñas van repeinás, oliendo a colonia y a la moda. Faltaría más.

Pues qué superficial, pensarán algunos. Pues no. Sólo que yo (antes) muerta que sensilla. Y digo antes, porque eso era antes.

Bueno, a lo que iba. Que cómo lo hago para estar casi igual. No os hago esperar más. Os voy a revelar mi secreto. 

Mi secreto está en el tiempo: el tiempo que no tengo. 
Para explicarme mejor, lo voy a ilustrar con un ejemplo: Imaginen ustedes la hora de comer en mi casa. Siento a las herederas (de la hipoteca) a la mesa. Con sus manos lavás, por supuesto. Les sirvo sus platos, que pongo a la vez encima de la mesa para evitar aquello de a ella se lo has puesto primero! Las proveo de cubiertos y servilletas, y me sirvo yo. Pues no acabo de sentar mi culo en la silla cuando una de ellas me está pidiendo que le corte la comida más chiquitita, por ejemplo. Me levanto, se la corto y me siento.
Empiezo a llevarme la comida a la boca cuando la otra me pide ketchup. Me levanto, le doy el ketchup y me siento. 

Imagínense ese proceso durante toda la comida. ¿No equivale esto a una sesión de step? 

Y pensará alguno de ustedes: pues prepara todo lo necesario encima de la mesa y así no tienes que levantarte. Aunque vaciara todo el frigorífico encima de la mesa, os digo yo que lo que ellas necesitan en ese preciso momento, no está ahí.

Mis niñas duermen la siesta (conmigo) después de comer. No han terminado el postre cuando están medio dormitando encima de la mesa, suplicándome con la mirada que nos vayamos a dormir. Así que con mi plato a medias digo, a tomar por culo. Y nos vamos a dormir. Y si repetimos este proceso a diario, ¿no equivale esto a ponerse a dieta? 

Mis retoñas miran mucho por la figura de su madre.

Si vamos a tomarnos un helado, me tienen entretenida cuidando que el susodicho no termine repartido sobre su atuendo. Cuando se han terminado su helado, van a por el mío, que está casi entero porque no me ha dado tiempo a terminármelo. ¿Y qué madre es capaz de negarle la comida a sus crías??

Pues lo dicho, cuestión de tiempo.

viernes, 24 de mayo de 2013

Emancipación anticipada

Que se me va de casa, dice. Más que dice, amenaza. La niña, sí. La mayor. La de cuatro años.

Tenemos un acuerdo que consiste en dormir juntos los viernes si durante la semana ella no da guerra para dormirse. 

Esta semana ha dado guerra. Lo típico: agua-pipí-agua-pipi-agua hasta la extenuación. Así que estaba cantado que el viernes iba a dormir acompañadísima..., por su osito de peluche.

Y así es que cenamos, nos lavamos los dientes, la llevo a su cama y se me revela. Con cara de muy enfadada, me dice que hoy es viernes y que ella se va a mi cama. Pues va a ser que no, hija. Tú quédate en tu cama ahora que ya dormimos juntas el viernes que viene.

Pero la niña, como buena tauro que es, no se rinde fácilmente. Ella insiste. Y vuelve a insistir. A la retaíla agua-pipí-agua se le une ahora -caca. Y es que tiene un dolor de barriga taaan fuerte que no se puede aguantar.
Así que se sienta en el wáter. A hacer caca. Y allí sentada, roja como un tomate del esfuerzo, me suelta con la misma cara de enfadada y una ceja lijeramente levantada (eso lo tiene de su padre) que si no me he enterado de lo que me ha dicho. Que me ha pedido por favor que durmamos juntas y si las cosas se piden por favor, hay que hacer caso.

Vuelvo a explicarle que no, y lo de que los actos tienen consecuencias y que hoy duerme en su cama, vamos. Pues con la cara igual de roja y la ceja igual de ligeramente levantada, me mira fijamente a los ojos y me dice que si no la dejo, se va de esta casa. Que va a montarse en el coche, y va a conducir hasta casa de Tata. Y no va a volver NUNCA (enfatizando lo de nunca). Y tú te vas a quedar aquí SOLA. Solaaaa..., con papá y mi hermana. Pero sin mi!!

Cuatro años, señoras y señores. A los quince se me alquila un piso y se va. Ay omá!

miércoles, 22 de mayo de 2013

Mamá, quiero un hermaniTO

Sí, así tal cual. Terminado en mayúsculas. Porque siendo consciente de que ya tiene dos que terminan en -ta... Va con mayúsculas.

Todo sucedió durante el almuerzo. Mamá, yo tengo dos hermanas, así que soy la más guay. Tú tienes sólo una, así que eres "menos guay". Y se queda la niña tan pancha. 
Que yo soy menos guay? Pero qué se ha creido esta mocosa! Y le respondo: no hija, yo también tengo dos. Un hermano y una hermana.

Ella se queda pensativa. Y yo haciendo como que la conversación ha terminado, pero con el "a ver por dónde me sale" detrás de la oreja. 
Pues me salió con un... Mamá, pues yo quiero un hermanito. 

Un hermanito!! Y dice que ya sabe hasta el nombre que le va a poner! Perdona que te diga niña, pero esto suena a premeditación y alevosía... Pues díselo a tu padre. 

Y vaya si se lo dijo. Justamente, mientras ajeno a todo bebía un vasito de agua. Creo que se le quitó la sed, el hambre, el frío y el calor de golpe. En estado cero, se quedó el pobre. No creo que haga falta que cuente quién recogió aquello... 

martes, 21 de mayo de 2013

Ir a la moda

   Pues estaba yo en pleno proceso de acicalamiento general (ya se sabe: ropa, zapatos, maquillaje y esas cosas) cuando me pregunta la niña:  Mamá, para qué te pintas?
   Y a mi no se me ocurre otra cosa que contestarle:  Para ir a la moda, hija. 
   Y como ya se sabe aquello de que los niños no aprenden, sino imitan..., pues un día tardó en copiarme la señorita. 
   Lo de copiarme es un decir, porque apareció con la cara literalmente garabateada: labios de payaso, ojos de..., jolín los ojos. Es que parecía que le habían apaleao la cara, vaya. 
   Y qué le pregunto yo, su madre, al ver aparecer al angelito de esa guisa? Pues qué le voy a preguntar?: Pero hija, dónde vas así??.
   Y qué me responde la niña, mi hija, ante semejante pregunta? Pues qué me va a responder?: Mamá, a la moda!!