domingo, 21 de julio de 2013

Deutschland, liebe Deutschland!

Ya estamos aquiiii!!!

Nos ha costado algo mas de 3.300 km y tres dias, pero hemos llegado.
Lo de los 3.300 km lo digo redondeando, porque fueron algunos mas. Pero lo de los tres dias no. Quiero decir que fueron tres dias. Justos. Que salimos a las ocho menos veinte de la tarde del sabado y llegamos a las ocho menos veinte de la tarde del martes. Si esto no es puntualidad alemana, ya me diran ustedes...


Pues a la manana siguiente, cuando termine mi ducha matutina y fui a coger mi toalla, la misma que habia utilizado la noche anterior,  me asalto la duda: y ahora cual es la mia?? Claro, la noche anterior estaba cansada y ni me fije en el color. Y alli estaban las toallas de mis suegros, y la de mis sobrinos politicos que tambien pasaban unos dias aqui... Todas colgaditas y alineadas. Cada una de un color, y entre ellas la mia. Pero, cual es la mia?? La rosa? O era la azul?
Tras un poco de observacion pude solucionarlo: todas estaban perfectamente colgadas por la etiqueta, menos una. La toalla de la espanola. He seguido colgandola asi, malcolgandola se puede decir. Porque yo soy muy despistada y se que luego del color no me voy a acordar. 

Estamos pasando unos dias bastante calurosos, rondando los treinta grados. Asi que una tarde despues de comer nos fuimos a darnos un remojon a un lago cercano. Y a que no adivinan que hizo mi estreñida hija cuando libere su culito del pañal? 
Pero es que no ha sido la unica vez. Porque aprovechando el calor, tambien hemos ido a una playa alemana, y en el agua estabamos cuando de pronto aparecieron flotando un par de salchichas. Salchichones, mas bien. Concluyo esto comunicando que la barriguita de mi chiquitina funciona correctamente. En los momentos menos oportunos, pero correctamente. 

Por lo demas la visita evoluciona favorablemente. 

Solo me queda organizarme con la madre de mi churri para el tema de las comidas, porque como sigamos asi vamos a volver con el colesterol por las nubes y redonditos como bolas. Y es que esta mujer le pone mantequilla, nata y creme fraiche hasta a las lentejas. 

 

 

jueves, 11 de julio de 2013

Sin generalizar, por favor...

Ayer tocaba visita de la remayor, así que aprovechando lo de que vivimos en un pequeño pueblecito de costa y que el viento de levante nos ha dado unos días de tregua después de casi tres semanas soplando huracanado sin consideración ninguna, les puse sus culetines y me las llevé a la playa.

Ya que llevaba a las tres juntas, las vestí a conjunto con unos biquinis iguales monísimos divinos de la muerte que les había regalado mi prima.

Pues con nuestros biquinis y encremadas llegamos a la playa. Una vez soltados los bártulos y puesta la sombrilla mientras me imaginaba lo que debería facilitarme la vida tener un tercer ojo en momentos como esos, me puse a quitarle el pañal a la chica para dejarle solo el culetín. 

La chica es muy estreñida, tanto que cuando hace caca le aplaudo para motivarla, así que suelo dejarla sin pañal con mucha tranquilidad. Pues justo cuando le bajaba la braguita..., PLOF!! Y cayó en la arena. Había rozado un poco el bañador, pero con una toallita salió. Pensaba yo que había tenido suerte y que iban a poder seguir las tres tan divinas además de facilitarme a mi la vigilancia al ir vestidas iguales, cuando le veo la cara de descomposición.
Y ese ya no lo pude esquivar. Está claro que el estreñimiento se le había pasado, porque aquello hasta se podía untar. 

Al llegar a casa y contarle lo sucedido a mi churri, se solidarizó conmigo y se hizo cargo de la limpieza y desinfección de "aquello". Aunque creo que voy a tener que darle otro lavadito, porque una vez seco todavía olía a cloaca.

Así que no pongamos etiquetas, que las cosas no son blancas o negras.

Estreñida...


martes, 2 de julio de 2013

Fresa y chocolate

A veces te encuentras con familias con varios hijos y siendo todos del mismo padre y la misma madre, uno puede salir un estudiante de primera y el otro no dar un palo al agua. O uno un deportista nato y el otro un vago de cuidado. 

Y hay quien se pregunta que cómo puede ser eso, siendo ellos hermanos y habiéndose criado todos igual.
Pues eso es porque todos los niños, aunque sean de la misma madre y del mismo padre, vivan en la misma casa y coman en la misma mesa, no se crían igual. 

Yo lo he intentado. Por aquello de que luego no me vayan a echar en cara que con una lo hice así y con la otra asá. Lo he intentado. Y es imposible.

El hecho de que una haya nacido primero y la otra después, ya es un hándicap.
Una se ha criado como casi-hija-única durante los dos primeros años de su vida, y la otra ha tenido que compartir juguetes y padres desde el día en que nació. 
Con la primera me encargué desde el primer día que no hubiera gérmenes a un kilómetro a la redonda de donde ella estuviese, esterilizando cualquier cosa susceptible de llevarse a la boca. La máquina esterilizadora estaba encendida día y noche. 
Con la segunda, el día que me dieron el alta al salir del hospital se me cayó su chupete al suelo y al no tener ningún otro a mano (ni esterilizador cerca) lo cogí, lo esterilicé de un chupetazo (en mi boca) y se lo dí. Se lo dí no tan tranquila, pero sorprendentemente sobrevivió al suceso. Así que el esterilizador dejó de funcionar tan asiduamente.

Y como estos ejemplos, una vida. Las dos disfrutan sus ventajas y sufren sus inconvenientes, porque no puedo criarlas de la misma forma al 100%. 

Y ese pienso que es el motivo de que la mayor sea más de chocolate y la chica prefiera la fresa.