miércoles, 20 de noviembre de 2013

etapas

Los niños pasan por etapas.
Pregunten si no a cualquier mamá que tengan a mano.
Está la etapa de los cólicos y de las tomas nocturnas. Para mi, de las peores. Eso del no dormir lo he llevado, llevo y llevaré siempre muy mal. 

Luego viene la etapa de cubrir todos los enchufes para que no se electrocuten. Y de las puertas de seguridad en las escaleras. 

Está la etapa desenrolladora de rollos. Cualquier rollo de papel higiénico que caiga en sus manos será completamente desenrollado. Con suerte. Los hay que después de desenrollarlo, lo destruyen convirtiendo tu cuarto de baño en algo comparable a un paisaje nevado. 

Tambien recuerdo la etapa vaciadora de muebles de tupper. Toooodos los tupper fuera del mueble. Las primeras veces vuelves a colocar todos los tupper ordenaditos de nuevo en el mueble. Luego ya no. 

Pues mi benjamina ha pasado ya por todas estas etapas, y por algunas más. Y ahora está en la etapa de lavarse los dientes. Creo que se está convirtiendo en una obsesión. Entra al cuarto de baño, y tiene que lavarse los dientes. Con jamón, dice. Por el momento diferencia el "jamón" de lavarse los dientes y el de lavarse las manos. Por esa parte estoy tranquila.

El problema es que, aunque ella sabe que su cepillo es el de Dora, coge cualquier cepillo que tenga a mano. Y hoy mismo me ha babeado el mío. Sin jamón ni na.

En otra línea de sucesos, la mayor, en un arrebato (supongo) mientras se lavaba las manos, me anegó el baño. Con su toalla, su rollo de papel y su escobilla. 

Pa que luego me cuenten que ser madre es aburrido.